domingo, 19 de febrero de 2017

2. LA IMPORTANCIA DEL PATRIMONIO DOCUMENTAL

En la conferencia general de su trigésima octava reunión, celebrada en julio de 2015, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) señaló que el patrimonio documental es importante porque:
  • Es un medio para entender la historia social, política y colectiva, así como personal.
  • Puede contribuir a constituir la base de la buena gobernanza y el desarrollo sostenible.
  • Refleja la memoria e identidad del Estado, por lo cual contribuye a determinar su lugar en la comunidad mundial.
De esta manera, el patrimonio documental puede servir para responder los cuestionamientos sobre las situaciones del presente, además de legitimar la formación social actual, y ayudar a la comprensión de diversos valores simbólicos que adquieren carácter de intangibles de la cultura.
En el siguiente gráfico vemos cómo operan la identidad y la memoria en la sociedad mexicana actual. Así, tenemos que la identidad es el conjunto de representaciones del individuo, que se forman por procesos coercitivos y que se marcan por las referencias dadas a los acontecimientos en la trayectoria de este sujeto, de manera que determinan sus percepciones posteriores.
Gráfica 1. Situación del patrimonio documental en México
Algunos rasgos de identidad se objetivan en documentos y son seleccionados para conformar la memoria colectiva, que da legitimidad a la formación social, y explica a los sujetos la historia de su realidad presente. Esa memoria colectiva se guarda en distintos tipos de repositorios, tales como los archivos, las bibliotecas o los museos.
Algunos componentes de esa memoria colectiva se utilizan en procesos educativos para formar la identidad de las nuevas generaciones de individuos, así como para resolver dudas que tienen que ver con la identidad, por ejemplo, en conflictos de la cohesión social.
Las ideologías se subtienden para darle sentido a la identidad, a los procesos de objetivación, selección y educación, así como a la propia memoria colectiva. Por otra parte, la memoria colectiva debe tener un uso social, pues de éste deviene su poder simbólico, y para ello deben existir reglas de uso.
En la actualidad, podemos notar que los repositorios documentales se encuentran en poder de instituciones públicas o privadas, así como en manos de particulares. Sin embargo, estos repositorios no parecen tener la capacidad para patrimonializar los componentes de sus acervos, aunque sean la memoria colectiva de la sociedad.
Lo que ocurre es que a partir de la identidad, diversos especialistas localizan documentos de su interés que ponen en valor, esto es, que los identifican y/o reconocen sus valores históricos, artísticos, religiosos, culturales, materiales o de otro tipo.
Al respecto, hay tres instrumentos en México para patrimonializar los documentos, pero de ellos sólo el registro en el Programa Memoria del Mundo de la UNESCO, Comité México, permite conocer cuáles de esos documentos han recibido esta distinción.
Sobre este particular, la legislación mexicana indica que el patrimonio documental en México debe distinguirse, tener significado y valor, además de codificar la cultura mexicana, o sea, que debe poder explicarla, justificarla y servir para su comprensión.
Desgraciadamente, más allá de la posibilidad de su reconocimiento, en México no se tienen condiciones para la completa identificación, valoración, conservación, organización, protección y difusión del patrimonio documental, lo cual es motivo de varias pérdidas del mismo por destrucción o enajenación, de manera legal o ilegal, que conduce a que estos bienes pasen a la posesión del sector privado en el mejor de los casos.
Tenemos así que el patrimonio documental es importante en México para los investigadores o especialistas, mexicanos y extranjeros, e incluso atrae a estudiantes que asisten a los repositorios documentales a hacer tareas que a menudo no comprenden.
Podría ser importante para los mexicanos si pudieran convivir con él, para lo cual sería necesario presentar de manera clara y sencilla el contexto de los documentos. Únicamente así, los mexicanos, todos ellos, conocerían cuan rico y diverso es su patrimonio documental, a la vez que podrían identificarse con él y vivirlo.

jueves, 2 de febrero de 2017

1. ¿QUÉ HACER CON NUESTRO PATRIMONIO DOCUMENTAL?

En 1999, Guillermo Tovar y de Teresa declaró a la prensa que el patrimonio documental de México había sido objeto de saqueo y despojo por muchos años, y que ya era hora de transparentar la existencia de colecciones privadas mexicanas, igualando a Europa y Estados Unidos, donde ya se habían superado las visiones nacionalsocialistas que metían al Estado en todo, haciendo creer que el gobierno debía ser el único propietario de la patria.
Con estos conceptos, propuso Tovar los siguientes cuatro asuntos pendientes en la sociedad mexicana para asumir la responsabilidad de su patrimonio documental:
  1. México es un país en condiciones de conservar su patrimonio, y esas condiciones deben extenderse a una mayor participación del gobierno en alianza con la sociedad.
  2. Corresponde a México defender su patrimonio, dando garantías y facilidades para que la gente contribuya a su resguardo.
  3. Deben reproducirse los documentos para testimoniar su existencia y a fin de facilitar su consulta y reproducción.
  4. Deben tratar de retenerse en México los bienes del patrimonio documental que sean más valiosos e importantes.
Para comprender mejor el alcance de esta sugerencia, debemos recordar que en México determinados documentos pueden recibir las denominaciones de "monumento histórico" o "patrimonio documental". La primera se asigna por declaratoria que realiza el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y la segunda por el Archivo General de la Nación (AGN), siendo ambas instituciones gubernamentales de distinta adscripción.
No obstante, en México no existe un registro público de los documentos que sean monumentos históricos ni de patrimonio documental. Más aún, la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del INAH parece estar interesada sólo en bienes inmuebles.
Abundando un poco más, tenemos que en México un documento puede ser considerado patrimonio documental si se distingue por su origen o procedencia, y porque es original o difícilmente sustituible.
Además, debe tener un interés público como parte de la cultura, esto es, que pertenezca a la memoria colectiva del país, la región o la localidad. En este sentido, se le adjudica un valor histórico, testimonial, de evidencia, informativo, o bien se considera por su rareza.
En México, un documento puede ser patrimonio si es importante para la historia mexicana, pues da cuenta de la evolución del Estado y de las personas o instituciones que han contribuido en su desarrollo.
Al respecto, es importante señalar que la consideración de los documentos como bienes patrimoniales es algo relativamente reciente en México, y ello ha contribuido a la pérdida o sustracción de un número indefinido, que se presume grande, de esos documentos, habiéndose trasladado muchos de ellos a otros países en donde gozan de gran aprecio y se les conserva con todo cuidado.
Constitución mexicana, 1917
Observemos un caso, el de la Constitución del los Estados Unidos Mexicanos en su texto original promulgado en 1917, el cual resguarda el AGN. Se trata de un manuscrito en buen estado de conservación, empastado en cuero, de 179 páginas, con su articulado completo, y firmado por el presidente Venustiano Carranza y los diputados constituyentes de Querétaro.
Este importante documento nunca ha sido sometido a procedimiento de oficio, ni por petición de parte, para declararlo monumento histórico o patrimonio documental de manera pública, a pesar de la institución que lo resguarda. Sin embargo, en mayo de 2016, el AGN y la Universidad Nacional Autónoma de México firmaron la nominación de este documento para su inclusión en el registro internacional del Programa Memoria del Mundo de la UNESCO. Los promoventes esperan contar con la respuesta a esta nominación luego de que el Comité Consultivo Internacional del Programa Memoria del Mundo concluya con su proceso de evaluación en octubre de 2017.
¿Por que no se ha reconocido primero este documento como monumento histórico o patrimonio documental de México? Esto es un claro ejemplo de que aún falta hacer mucho en nuestra nación para que se identifique, reconozca, conserve, organice y difunda el patrimonio documental de los mexicanos.
Pero por algo debemos empezar, y es la identificación y registro de los documentos que son nuestros, por el valor que tienen para nuestra cultura, y que están en manos de particulares, grupos e instituciones, además de vigilar lo que éstos hacen con aquéllos.